Saber contar

Me contaban ayer una historia, ubicada en La Masada de Bañón (Teruel). La historia se la relataba su padre al abuelo de mi amigo, y le contaba que se la habían contado, por lo que podemos suponer que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XIX. Y yo os la cuento.

Un niño salía a pastorear un pequeño rebaño formado por cinco ovejas. En aquella época, los inviernos eran fríos y, en época de escasez de comida, los lobos se aventuraban cerca de los pueblos y, en ocasiones, atacaban al ganado.
Un día, un lobo atacó al hatajo que este chiquillo conducía, matando y llevándose a una oveja. El pastor, asustado volvió a casa y quiso explicar lo que le había pasado, pero… ¡no sabía contar hasta cinco! Así que repetía sin cesar, llorando

"¡Yo llevaba tres y dos y luego sólo dos y dos! "
 
 
¡Qué pequeñito debía de ser el pastor! Realmente el proceso por el que un niño aprende a contar objetos es muy complejo. Implica aspectos del lenguaje (debe conocer las palabras que identifican a los números) y también la capacidad de abstracción que permite discernir entre el concepto de número y los objetos concretos.
A la hora de contar el número de objetos de un grupo, cada persona desarrolla sus propios recursos. Si el conjunto tiene un número reducido de elementos, suele ser sencillo. Pero si pasan de cuatro o cinco, hay que buscar estrategias que nos ayuden en el proceso.
Puedes leer un breve artículo sobre este tema en la web Contar es el comienzo 
Te animamos a que analices las estrategias que tú pones en marcha para contar las ovejas de la fotografía. (¿Por líneas horizontales? ¿verticales? ¿de dos en dos? ¿de cinco en cinco?…)
 ¡Ojo! ¡También hay cabras!

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